Plancha - Toma I (32da. Semana)

Hola!

Cómo va todo por allá?

Acá ando: ansioso, expectante... ya casi estoy!

Esta semana estuvo bastante tranquila. Preparando algunas cosas para Italia, algunas otras para las prácticas con los estudiantes. En fin, nada de mucha exigencia pero todo de mucho tiempo.

Ayer salí a comprar algunas cosas aprovechando la inminencia del aguinaldo. Compré algunas cosas para los sobris (presentes y futuros), electrodomésticos y calzado.

Los electrodomésticos son una cafetera y una plancha.

1. La cafetera. Primero y principal, mi cafetera me encanta porque es naranja. Como dos de los individuales que Ale me regaló, dos de las carpetas que me hizo mi ma, mis sábanas, mi tacho de la ropa sucia, un pullover que tengo, mi celular, una camisa... en fin, me he vuelto naranjoso. Pero no nos desvíemos. Dado que odio el café del laburo y el instantáneo, necesitaba alguna fuente de café confiable. El departamento vino con una cafetera de filtro inaplicable por lo sucia y por las cantidades que hay que preparar. La nueva hace de a una o dos tazas y usa café que se vende acá en parches. Básicamente es una cafetera de filtro pero el café viene en dosis justa en un sobrecito de papel, digamos.

Pasos para su uso. Primero cargamos agua en el tanque:

















El cual se engancha a la cafetera en la parte de atrás:

















Después se pone el parche de café:

















Se aprietan dos botones y se colecta el café en una taza:

















Listo y sencillo, no?

Mientras escribía esto, escribí parche de nicotina en vez de parche de café. Jaja, es increíble cuantas adicciones pueden manejarse por medio de parches... círculos viciosos (chiste obvio y fácil... perdón)

2. La plancha. La plancha es más bien normalita y como tuvo a bien indicar Ale, es también más bien normal que no me guste planchar. Sin embargo, en esta temporada primavera/verano las remeras arrugadas ya no se pilotean tapándolas con sweaters así que, huevo y a planchar. En una hora y media, más o menos, planché 3 remeras, 1 chomba, 1 remera de manga larga y tres camisas. No estoy demasiado conforme con el resultado que obtuve con las prendas (especialmente las camisas), pero supongo que, como todo, sólo requiere práctica. Eliminé algunas arrugas, agregué otras...

De cualquier manera, junto con la plancha compré perchas. Ya que planchar hay que planchar, por lo menos facilitar lo más posible la tarea y colgar a secar la ropa de forma acomodada puede ser una contribución crucial al proceso de desarrugamiento calefaccionado... o sea, de planchado. (a veces tengo terror de que aparezca la Real Academia Española y me corte uno a uno los dedos por inventar tantas palabras y deformar tanto el idioma castellano...) No creo que vuelva a planchar antes de viajar así que para la Toma II habrá que esperar. Espero estar en la buena senda del planchado y me encuentro con un novedoso respeto hacia nuestros nipones tintoreros amigos y algún que otro "5 a sec".

El próximo post será el jueves, calculo, porque no voy a publicar desde Baires! No viajo para estar con la compu :)

Bueno, disfruten de esta semana y prepárense para recibir al Nuevo Mati, ahora con un año más y unos cuantos kilos*/pelos menos.

Saludos!

*Para aquellos que alguna vez preguntaron y a quienes no había podido contestar, mi último encuentro con la blanza indicó unos 79,5 kg (alrededor de unos 12 menos que al salir de Baires).